¿Cómo funciona una brújula?
Todo el mundo a lo largo de su vida cotidiana ha utilizado una brújula, ya sea con fines aventureros o simplemente por curiosidad. Pero como siempre sucede, utilizamos las cosas sin saber exactamente su funcionamiento. Ponemos fin a esta incógnita que muchos de nosotros nos hemos guardado. Hoy, en la vida cotidiana, os contamos cómo funciona una brújula.
Una brújula se utiliza, como todos sabréis, para indicarnos dónde está el norte. Esto nos puede servir en determinadas ocasiones pero no en todas ya que de nada sirve conocer el norte si estamos perdidos en un bosque y no sabemos qué hay en el norte (lo mismo nos adentramos aún más en el bosque).
En cualquier caso, si tenemos unas mínimas nociones de geografía o hemos estudiado un poco antes de aventurarnos y creernos Indiana Jones, una brújula puede salvarnos de más de un apuro.
La sacamos del bolsillo, la posicionamos bien y miramos el norte. ¡Perfecto, sigamos nuestro camino!. Pero… ¿Por qué? ¿Qué mecanismo hace que la brújula apunte al norte? ¿Pilas alcalinas, energía solar? ¡Nada de eso! 😉
Para conocer el funcionamiento de una brújula tenemos que saber qué es el Norte magnético, así que vamos a hablar de ello.
¿Qué es el Norte magnético?
La Tierra genera un campo magnético conocido como magnetismo terrestre. Tiene una extensión amplísima, ya que va desde el núcleo de nuestro planeta hasta la zona donde existen los vientos solares, que forman una corriente de partículas que emana el Sol, y se debe a que nuestro núcleo tiene grandísimas cantidades de hierro fundido.
El movimiento de ese hierro fundido en el núcleo del Planeta Tierra crea el campo magnético, y es por eso que, debido a ese lento movimiento, el campo magnético de la Tierra cambia, aunque de una forma tan lenta que no deja inservibles a las brújulas.
El funcionamiento de una brújula
Como sabréis, una imán atrae a otro imán (o lo repele, dependiendo del polo), por eso, la invención de la brújula se dio mediante la imantación de la punta de la aguja de la brújula, de forma que entre el hierro del núcleo y el imán de la aguja se consigue señalar el Norte magnético mencionado anteriormente. ¡Ojo! El Norte Magnético es diferente dependiendo de donde nos encontremos y no siempre coincide con el Norte geográfico (polo Norte o polo Sur), que es el que nos interesa. Por ejemplo, en las zonas polares la brújula es inservible por la convergencia de las líneas de fuerza del campo magnético terrestre.
El núcleo de la Tierra, por decirlo en lenguaje cotidiano, es un gran imán donde el polo Sur magnético se encuentra en el polo Norte magnético. De la frase que siempre hemos oido «los polos opuestos se atraen» la extrapolamos a la física magnética y decimos que el imán del núcleo de la Tierra y el imán de la brújula tienden a unirse.
Ya que hemos comentado cómo funciona una brújula vamos a contaros algunos problemas. Cómo la aguja está imantada, ya sabéis qué puede ocurrir ¿no?. Si al lado de la brújula tenéis cualquier material ferromagnético (hay muchísimos más que el hierro) ya estáis cambiando la dirección del Norte y podéis confundiros. Es por eso que cuando cazadores o Soldados utilizan la brújula para buscar el Norte, se alejan de sus armas y apoyan este aparato de medición sobre rocas o suelo firme, alejado de elementos ferromagnétcos.
Esos elementos ferromagnéticos son los siguientes:
Metales ferromagnéticos
Hierro, níquel, gadolinio, disprosio y aleaciones de acero y estos elementos.
Materiales paramagnéticos
Cobre, aluminio y elementos de transición. Aunque estos elementos si haces la prueba no son atraidos visiblemente, ya que tienen una fuerza de atracción 1 millón de veces menor que los metales ferromagnéticos, pero la tiene.
Materiales diamagnéticos
Inducen un campo magnético opuesto. Grafito de carbono, oro, plata, plomo y bismuto.
Aquí os dejamos un vídeo con una forma muy interesante de crear una brújula.
¿Solucionadas las curiosidades sobre la brújula?