Comida basura ¿Por qué nos gusta tanto?
¿Eres un adicto a la comida basura?
Llega el domingo, y en la vida cotidiana lo único que se nos pasa por la cabeza es, joder que resaca y… qué hambre, ¡me comía una hamburguesa de kilo! Pero, ¿nunca os habéis parado a pensar por qué nos gusta tanto la comida basura?
Hasta hace no mucho tiempo no se sabía por qué la gente se hacía adicta a la comida basura, y por comida basura me refiero a comidas con altas concentraciones de grasas como pueden ser las patatas fritas, hamburguesas, elefantes fritos, etc… lo sabéis muy bien J, al fin y al cabo prácticamente todo aquello que está buenísimo.
El proceso que ocurre si ya es simple de por sí, nosotros lo vamos a explicar aún mas simple.
Nuestro cuerpo cuando ingiere comidas con mucha grasa produce en el intestino unas sustancias llamadas endocannabinoides, las cuales tienen unos efectos muy similares a los cannabionides, ¿no sabéis lo que son? Pues son las sustancias presentes en la marihuana, el principio activo, las que producen todos sus efectos… sí, el famoso THC (tetrahidrocannabinol).
La producción de éstos comienza nada mas notar la grasa en la lengua, que genera una señal que viaja al cerebro estimulando su producción en el intestino.
Estos endocannabinoides tienen gran poder adictivo y placentero. De aquí el deseo insaciable de comer cosas como patatas fritas, hamburguesas, etc… o ¿vosotros tenéis la fuerza de voluntad para empezar una bolsa de patatas y no parar hasta que se acaba? Si la respuesta es afirmativa, mis respetos.
Por todo esto podemos confirmar que comer comida basura como hamburguesas, patatas fritas, etc… te puede llegar a convertir, como la marihuana, en un adicto. Bueno, en un adicto y en una persona gorda que tenga que recurrir al deporte o, para aquellos con menos fuerza de voluntad, tratamientos médicos (liposucción, lipoláser, balones gástricos, etc.)
Por cierto que hambre me acaba de dar, sí, es que nos gusta demasiado comer… por eso hablamos tanto sobre esto en la vida cotidiana, los sabores, el hambre, etc. nos vuelven locos.