El eco. ¿Por qué se produce?
El eco y el ciego que «vé»
Has estado andando una hora por una ruta de senderismo y llegas a la cima de la montaña. ¿Qué haces? Tomas oxígeno, observas el paisaje y… ¡gritas! Es la vida cotidiana, quieres escuchar el eco de tu voz. Pero, ¿Por qué se produce?
Cuando hablamos, producimos una onda (por lo visto parece que cuantas mas palabrotas digamos el eco adquiere más fuerza) que se reflejará con el entorno y por este motivo regresará al emisor en forma de eco repetido.
Para que se produzca el eco se tienen que dar unas condiciones especiales. Esto es, una distancia mínima con el objeto o pared donde la onda que emitimos choca y retorna a nuestros oídos. Esta distancia mínima está medida y estudiada, y es de 17 metros en caso de que el sonido sea musical y de 11,34 metros para sonidos secos.
¿Por qué recibimos el eco repetido?
En teoría si emites un sonido contra una pared, por ejemplo, retorna un único eco. En el caso de una montaña, el sonido regresa a nosotros en forma de varios ecos, debido a que las ondas chocan sobre las diferentes paredes de la montaña, con distintos grados de inclinación, por eso nos llega en diferentes emisiones y grados de intensidad. De ahí que el último eco lo recibamos con menor fuerza debido a que ha viajado durante más tiempo por la atmósfera y ha perdido calidad sonora.
Hemos hablado de la distancia mínima para que se produzca el eco. Otro factor importante es el material donde la onda del eco que producimos rebota. Esta superficie tiene que ser dura. De la misma manera que si tiras un objeto sobre una pared produce un rebote, si lanzas ese objeto sobre un material blando (cortinas, cojines, un colchón, etc.) el rebote será mínimo porque absorbe el golpe. Lo mismo pasa con las ondas del sonido.
¿Empiezas a entender por qué los teatros suelen tener, tapices, alfombras y este tipo de tejidos,al igual que las paredes del cine?
Por eso, las iglesias tienen gran poder de eco, debido a que sus paredes están constituidas por materiales pétreos y duros como rocas, a parte de la forma abovedada de los techos, que se encuentran a más de 11,34 metros de altura.
Tal como lo estoy diciendo parece sencillo obtener eco, formaría parte de nuestra vida cotidiana. Un lugar amplio, con distancias mayores de 11,34 metros o 17 m, para el caso de música y paredes duras y listo, a recibir eco. No es así, el eco no se producirá aunque te sitúes delante de un edificio a esa distancia, y puede que te tomen por loco.
Para que nuestro cerebro perciba el eco, tiene que oirlo como un sonido diferente. Continuamente recibimos eco, pero nuestro cerebro no es capaz de distinguir ese sonido con el anterior, y lo toma por igual. Para que percibamos el eco se necesita un retardo de unos 100 metros en sonido seco (el sonido viaja a una velocidad de 343 m/s sobre el nivel del mar y a 20ºC) y varios segundos para sonidos complejos. Si la distancia o el tiempo nos llegará el eco pero no lo percibiremos como un sonido diferente.
Apuesto a que no sabías que… ¡Los patos no producen eco! Bueno, más que no lo produzcan es que nosotros no lo oímos. La teoría más plausible se basa en que el graznido del pato tiene una longitud de onda que nosotros sí percibimos, pero cuando rebota con las paredes del entorno se deforma y el sonido se escapa de las longitudes de onda que el ser humano puede oir (de 16.000 a 20.000 ciclos), pero otros animales si podrían escuchar.
Y por último os dejo un video IMPRESIONANTE, se trata de ser humano ciego que es capaz de «ver» a su alrededor… mejor verlo que explicarlo.