Ser humano

El postre y la capacidad del estómago

el postre¿Por qué siempre tenemos sitio para el postre?

Da igual que en tu vida cotidiana acudas al mejor buffet libre del mundo o te comas un jabalí engrasado como Obelix, ¡siempre tendrás un pequeño hueco para el postre! Te surgirá la necesidad de probar un bocado de algo dulce. Parece que nuestro cerebro lo pide de forma imperiosa. ¿Sabes el por qué?

Anteriormete comentamos acerca del centro de saciedad en nuestro cerebro y la señal de que estamos llenos, pero parece que con el postre siempre se hace una excepción. Sabemos que a la hora de ingerir suceden en nuestro cuerpo una serie de combinaciones como la liberación de hormonas y la distensión del estómago que, cuando ya hemos ingerido una cantidad de comida suficiente, nos mandan una señal de saciedad.

Con la llegada del postre y al ser un sabor totalmente distinto al resto de la comida (generalmente salada), las hormonas vuelven a ponerse en funcionamiento engañándonos con la sensación de saciedad. Podemos decir coloquialmente que «estamos llenos de una cosa pero no de otra».

La Ghrelina. La hormona de la curva de la felicidad

el postre y la sensación de hambreLa Ghrelina es una hormona que se sintetiza en el estómago. Es la responsable de fomentar el apetito, debido a que su producción estimula ciertas neuronas hipotalámicas que generan el hambre.

Cuando ya estamos al máximo de nuestra capacidad, hemos repetido 18 platos de comida y nuestro estómago pide tregua, alzamos la vista y observamos un fabuloso stand de postres, dulces y helados al que no podemos resistirnos.  Nuevamente la Ghrelina vuelve a activarse antes de caer totalmente rendida incitándonos a meternos un sabor dulce como guinda del gigantesco pastel de comida que ya tenemos en nuestro estómago.

¡Una curiosidad! La Ghrelina se activa de diversas maneras. Cuando ves un cartel con una hamburguesa gigante o simplemente oliendo la comida,  la hormona de la curva de la felicidad, como la hemos llamado en la vida cotidiana empieza a trabajar.

Es posible que esta sensación de saciedad y la intervención de la hormona del apetito en el postre tengan una relación directa con la pregunta que os hacemos ahora: