Hemofobia, el miedo a la sangre y a las heridas
No será la primera vez que un alumno de medicina se ha tenido que dejar la carrera cuando pisa un hospital por primera vez y se da cuenta que eso no es lo suyo. No soporta ver una herida abierta o sangre saliendo del cuerpo, le repugna, cierra los ojos y mira para otro lado. La hematofobia es un trastorno que, aunque parezca curioso, lo sufre muchísima gente. Vamos a conocer todas sus curiosidades.
La podemos conocer como hemofobia o hematofobia. Sucede cuando una persona rechaza ver una herida, sangre o hasta las mismísimas agujas. Aquellas personas que se marean cuando se someten a una vacunación o a un análisis de sangre, por el mínimo impacto que tenga, sufren este trastorno.
Todo el mundo conoce a alguien de entre sus amigos o familiares que sufre pánico a las inyecciones. Pues muy posiblemente sufran este trastorno o alguno asociado y el origen no tiene explicación ya que la mayoría de ellos no han sufrido ningún trauma infantil relacionado con el personal sanitario o heridas.
¿Qué sucede cuando un hemofóbico ve sangre propia o ajena?
El proceso de este trastorno pasa por un aumento de la frecuencia cardíaca en el momento en el que dicha persona ve una herida abierta le dicen que le van a sacar sangre con una aguja (aunque este caso se llamaría belonefobia está muy relacionada con la hematofobia). Es algo parecido a si viéramos un león a la vuelta de la esquina. Nuestro cerebro se pone en marcha llevando sangre al sistema motor para salir corriendo y huir del origen del problema.
Sin embargo, la hemofóbico le sigue un proceso contrario una vez tiene el corazón agitado, el ritmo cardíaco desciende, la tensión también y la vista se nubla. Sufre mareo, náuseas y hasta pérdida del conocimiento.
¿Qué problemas están asociados con la hemofobia?
Aunque la mayoría de fobias o trastornos que sufre el hombre, como la nomofobia, se pueden quedar en simples curiosidades que no afectarán físicamente a su vida (pero si mental), la hemofobia no la podemos catalogar como una fobia curiosa, sino que tiene un trasfondo bastante más complicado.
El análisis de sangre es una técnica rápida para conocer posibles enfermedades de carácter grave y ponerle freno. Ya sea también para identificar algunos trastornos como el colesterol o la anemia. Si una persona sufre hemofobia, va a evitar a toda costa ir al médico y hacerse un análisis de sangre (todo lo contrario a las personas que sufren Münchhausen). Por lo cual, las posibles enfermedades que pueda tener no serán diagnosticadas con la suficiente anterioridad que requieren.
Se nos ocurre otra cosa. Imagina que estás paseando con tu pareja (que por cierto, no sabe que sufres hemofobia, ya que lo llevas discretamente), y se hace un corte profundo ya sea por pisar un cristal, tropezarse y caerse, etc. Aunque tu deber será avisar al equipo sanitario, no podrás efectuarle los primeros auxilios porque sufres un horrible pánico a la sangre y a las heridas.
Una última cosa sobre la hemofobia
Cerca del 60 % de las personas que sufren hemofobia tienen algún pariente que también ha sufrido esta fobia, por lo cual destaca y concluye que tiene una carga genética importante.
Rechazamos por tanto que el origen se deba única y exclusivamente a un trauma infantil. Hay investigadores que afirman que la hemofobia es un proceso genético en el que la persona, al ver sangre, se desmaya y pasa por muerto, con lo que se libra de luchar y posiblemente.. morir.
Como muchas otras fobias, tiene solución a base de terapia. ¡No todo está perdido!