Las plantas aromáticas olvidadas

Hay muchas hierbas y plantas medicinales menos conocidas que han pasado a la historia. Ya sea porque se han dejado de cultivar o porque son difíciles de adaptar y multiplicar en distintas condiciones climáticas, algunas de ellas pueden que ni suenen a oídos de los más jóvenes. Otras sin embargo, aún siguen siendo caballo de batalla, aunque hayan perdido su posición en la historia. Vamos a ver las plantas medicinales y aromáticas olvidadas.

Por ejemplo, es el caso de la betónica (Stachys officinalis), el mirto de Brabante o arrayán brabántico (Myrica gale) y muchas especies de alhelí se utilizaban antes para aromatizar la cerveza casera. La hiedra terrestre (Glechoma hederácea) se usaba en tisanas, y con el cuajaleche o galio (Galium verum) y con las flores secas de tilo – vendidas aún en algunos mercados europeos – se hacían soporíferos.

El hinojo marino (Crithmum maritimum) ha desaparecido prácticamente como hierba para encurtidos, aunque se sigue utilizando en algunas regiones de Gran Bretaña. El tanaceto o hierba lombriguera (Chrysanthemum vulgare), muy apreciado en las sopas de leche medievales, es hoy día sólo un nombre en algunos postres.

La verbena (Verbena officinalis), a la que los antiguos persas adjudicaban poderes mágicos (para encontrar el amor), ha perdido su misterio. El ajenjo (Artemisa absinthium), emparentado con el estragón y utilizado originalmente como vermicida (que elimina las lombrices intestinales), sigue cultivándose a nivel comercial y se usa en la preparación de vermut y otros aperitivos de este tipo. Esta última especie es un ejemplo de hierba cultivada hoy día con fines decorativos, pero hay muchas otras que han desaparecido de la jardinería, a pesar de sus cualidades culinarias y uso continuo.

Crithmum maritimum
Crithmum maritimum. Fuente: Chixoy

Hierbas culinarias poco comunes

La angélica (Angelica archangelica) es una enorme planta, perenne y efímera, de más de 2 m de altura que resiste las zonas climáticas más frías. Los tallos verdes y no leñosos se usan, azucarados, en bizcochos y postres. En cuanto a su cultivo, necesita un suelo húmedo y algo de sombra, y es mejor cultivarla a partir de semilla.

Las semillas secas del anís (Pimpinella anisum) dan su bien conocido aroma a las bebidas alcohólicas. Esta planta anual, de 50 cm de altura y parecida a un apio pequeño, hay que sembrarla a finales de la primavera, en un lugar soleado.

El toronjil o melisa (Melisa officinalis) es una hierba de la que se dice que, añadida a una copa de vino, quita la melancolía. Es perenne, resistente, de hasta 80 cm de alto y se extiende con rapidez, como la menta; sus hojas, utilizadas para los mismos fines que esta última, tienen un intenso olor a limón.

La pimpinela menor (Sanguisorba minor) apenas se utiliza ahora fuera de Francia e Italia. Es una planta perenne que resiste bastante bien el clima, que crece hasta unos 60 cm de alto. Sus hojas, de sabor parecido al pepino, se utilizan o utilizaban en ensaladas, para vinagres y salsas.

La menta romana (chrysanthemum balsamita o Balsamita vulgare) o hierba de Santa María, fue tan popular como el cantueso, para perfumar armarios de ropa blanca y aromatizar la cerveza. Las hojas de esta especie resistente, de hasta 90 cm de altura, mantienen su aroma cuando están secas y se utilizan para aromatizar sopas, rellenos, ensaladas y copas de vino.

Las bayas púrupura oscuro del enebro (Juniperus communis) tienen un intenso olor a pino y se utilizan en toda Europa, en especial en las regiones montañosas, para aromatizar rellenos y escabeces de carne, patés y platos de col, así como en la ginebra.

El levístico o apio de montaña (Levisticum officinale) es una de las hierbas más útiles pero más olvidadas. Las hojas, tallos y semillas de esta perenne, resistente, de 60 cm de altura, se usan en cocina.

Las primeras, muy aromáticas, con ligero olor a limón, se emplean frescas en sopas y ensaladas, y secas en tisanas. Las semillas se utilizan como las de la alcaravea y los tallos, como los de angélica.

En un jardín normal, es suficiente con un solo ejemplar aunque pueden obtenerse nuevas plantas a partir de semillas plantadas en suelo húmedo y a pleno sol.

La oruga (Eruca sativa) es una planta anual, de ensalada, que mide hasta 60 cm de altura. Se utiliza poco fuera del sur de Europa, aunque crece en estado silvestre en Norteamérica. Prefiere suelos ricos y húmedos, en donde las hojas acres conservan mejor su textura crespa.

Existen dos variedades de ajedrea, Satureja hortensis (la ajedrea blanca o calamento blanco) y S. montana (la ajedrea, hisopillo o morquera). La primera es una planta anual, resistente, de 25 cm de alto. La segunda una perenne, de similar altura.

Ajedrea de jardín (Satureja hortensis)
Ajedrea de jardín (Satureja hortensis). Fuente: Bogdan

Ambas tienen hojas de olor dulce, que dan un sabor ligeramente amargo a las sopas, platos de pescado, huevos y hortalizas. Se secan muy bien, pero las de la segunda especie son de sabor inferior y algo más amargas que las de la primera.

La acedera redonda (Rumex scutatus y especies emparentadas) la utilizaban los egipcios y los romanos como digestivo después de comidas abundantes. Hoy en día, esta perenne resistente de 30 cm de alto, se utiliza poco fuera de FRrancia, aunque era muy popular en la Edad Media. Sus hojas jóvenes, amargas, se añaden a las ensalaladas o se utilizan en sopas. Para su cultivo es esencial un suelo húmedo y mucho sol.

Hierbas utilizadas para decoración

Algunas especies, utilizadas antes en medicina y cocina, se cultivan hoy día sólo como plantas ornamentales, en jardínes de hierbas o en bordillos, habiéndose olvidado prácticamente sus antiguos usos. Monarda didyma es un buen ejemplo. Es una planta nativa de Norteamérica, en donde los indios Oswego la utilizaban para preparar un té. Constituye un atractivo ejemplar, de unos 60 cm de alto, con grandes flores de color rojo vivo que aparecen durante el verano. Las hojas secas son adecuadas para preparar tisanas.

La borraja (Borago officinalis) sólo presenta una desventaja, su tendencia a propagar las semillas por todo el jardín, incluso en las hendiduras más delgadas. Es resistente sólo en climas cálidos y templados, en suelos cretosos y al Sol. Las flores, parecidas a nomeolvides azules, pueden confitarse. Las hojas van cubiertas de pelos y se añaden al vino, aunque la planta se cultiva principalmente por su valor ornamental.

Borago officinalis  plantas aromáticas
Borago officinalis. Fuente: H. Zell

La manzanilla romana (Anthemis nobilis) fue una planta popular para césped en la época de los Tudor, porque desprendía un agradable aroma al pisar las flores y las hojas. No es resistente, pero resulta atractiva en un jardín de hierbas. Sus flores, secas, se usan en tisanas, tónicos de baño y tinciones del cabello.

El hisopo (Hyssopus officinalis) es una planta perenne, de hasta 50 cm de alto y resistente en cualquier lugar, salvo en las regiones extremas del norte. Se le ha utilizado más en medicina que en coinca, y con sus aromáticas hojas de olor a menta y sus espigas de flores azualres, merece ocupar un lugar en el jardín.

El oolor acre de las hjojas verdeazuladas, muy divididas, de la ruda (Ruta graveolens) desagrada a muchas personas. Alcanza hasta 60 cm de altura, aunque se le puede podar anualmente, en primavera, a nivel del suelo. Sus pequeñas flores amarillas carecen de importancia, pero la forma dy el color hacen de ella una planta muy decorativa. Es un ingrediente clásico del grappa italiano y hubo una época en que la consideraron antídoto contra la mordedura de escorpiones y serpientes.

Entre otras planta adecuadas para cultivar en un jardín de plantas medicinales y aromáticas están: Myrrhis odorata, la ulmaria (Filipendula ulmaria), el abrótano hembra (Santolina chamaecyparisus), Artemisa abrotanum, el ámaro o esclarea (Salvia sclarea) y Helichrysum angustifolium, cuyas hojas tienen un olor típico.

Se tiene finalmente el cantueso (Lavandula spp), aunque no se trata dde una auténtica hierba, se cultiva gtracias al intenso aroma de sus espigas flora,es que secas, dentro dd saquitos, sirven para perfumar los armarios y suele emplearse para formar setos bajos alrededor del jardín.