Pentotal sódico, el suero de la verdad
Todo el mundo hemos visto a lo largo de nuestra vida cotidiana alguna película donde inyectan un «suero de la verdad» al enemigo. El propósito es que cuente los planes secretos para conquistar el mundo o, vete tu a saber qué. La mayoría de nosotros pensamos: «si bueno, un «suero de la verdad, qué típico de una película de ciencia ficción». Sin embargo, ¿hay algo de verdad en eso? Vamos a verlo.
El pentotal sódico, una forma «común» de denominar al tiopentato de sodio, es una droga extraída del ácido barbitúrico. Ese nombre seguro que os suena. Los barbitúricos que consumen las personas con ansiedad para relajar el sistema nervioso central.
Sin embargo, el pentotal sódico no se utiliza comúnmente con los mismos propósitos que los fármacos barbitúricos porque tiene una acción corta. Bueno, más bien cortísima. No es sensato administrarte un fármaco cuyo efecto caduca en menos de 15 minutos.
¿Qué efectos tiene el pentotal sódico sobre el ser humano?
Este compuesto es básicamente un relajante del sistema nervioso central, pero no muscular. No tiene efectos analgésicos, ni seda de forma correcta, ya que produce desorientación.
Sin embargo, os parecerá claro el uso que se le pueda dar a un compuesto que produce una relajación profunda, aunque de corto tiempo. Pues sí, procedimientos de cirugía o anestesia. Es un buen agente anestésico para procedimientos cortos, de alrededor de 15 minutos.
¿Y la fama de este compuesto como «suero de la verdad»?
Lejos de todas las aplicaciones médicas que hemos comentado, hay una que enormemente nos llama la atención. Es el uso que se le ha podido dar al pentotal sódico como suero para decir la verdad. Si es así, sería de enorme ayuda de cara los interrogatorios en los que los imputados y condenados mienten una y otra vez. En España hay unos cuantos casos así, en el que mienten una y otra vez sobre el paradero de las personas asesinadas, haciendo perder el tiempo de la policía y costando miles de euros al contribuyente. En fin, qué podemos decir. 🙁
Pues bien, se sabe que el pentotal ha sido utilizado en psiquiatría, para favorecer las fluidez en las respuestas que dan los pacientes, y poder alcanzar el diagnóstico de forma más acelerada y con mayor éxito.
Aplicado en su justa medida, esta droga tiene efectos hipnóticos y relajantes de las funciones corticales superiores, por lo que la persona que ha recibido una dosis de tiopentato de sodio, no es capaz de elaborar una respuesta complicada.
Ahí radica su éxito. Mentir es más complicado que decir la verdad. Cuando mentimos, tenemos que pensar una coartada que, al no haberla vivido, es mucho más difícil de mantener y justificar. De hecho, muchas personas muestran gestos visibles cuando mienten. Dichas personas no están, ni mucho menos, capacitadas para participar en campeonatos de poker y hacer saltar la banca de los casinos.
¿Qué porcentaje de éxito puede proporcionar el uso de este fármaco como suero de la verdad?
Si los psiquiatras lo han usado con bastante efectividad para facilitar las respuestas del paciente, los servicios de inteligencia más famosos vieron en el pentotal sódico una gran oportunidad para sacar información a los presos que capturaran.
Sin embargo, el pentotal no es efectivo al 100%. Si es verdad que consigue que la persona sometida al tratamiento diga lo primero que se le pasa por la cabeza, entre ello, la verdad. Pero la cosa cambia si dicha persona no distingue entre lo que es verdad y lo que es mentira, o bien ha recibido un entrenamiento especial.
Si una y otra vez te dicen que una cosa es verdad y tratan de convencerte de ello, a sabiendas de que es mentira, ya eres susceptible de hacer fallar al pentotal sódico.
Hoy en día, los detectores de mentiras dan mejores resultados (nunca al 100 %, está claro), que esta droga.